Tito Fernandez El enamorao Lyrics

Oiga que es jodío enamorarse cuando los suegros no pueden
verlo, a uno, ni asomarse cerca de la que uno quiere.

Hay que armarse de paciencia y andarse vienda a escondías,
casi siempre bien de noche y haciéndole el quite al día.
La semana que pasó, veinticinco p'a las once,
terminé con la afeitá, con la peiná del bigote,
me pegué la perfumá, p'a andar con buenos olores,
y me largué p'a la casa del amor de mis amores.

Tábamos los dos de acuerdo, de modo que re contento
me iba sobando las manos, solito me iba riendo,
me había costao tanto p'a que dijera que güeno
y esa noche era la noche así es que ¡cachos p'al cielo!

Los perros me conocían de modo que sin problemas
hasta la cola movieron cuando les hice una seña,
la ventana estaba junta, ¡sácate una suertecita!
arriba 'taba la luna y aentro 'taba m'ijita.

Pasé una pata p'aentro, el corazón me saltaba,
¿'tai ahí, le pregunté? y me contestó que estaba,
oiga, si ustedes supieran la suerte que yo me gasto,
me dí güelta y el florero se me vino guarda abajo

Faltaban diez p'a las doce, comenzó a quedar la "mansa"
ajuera sonó una puerta y alguien preguntó ¿quién anda?
Quise contestar "el gato", pero habla no me salía,
así es que agarré un zapato y pensé en salvar la vida.
Me puse los pantalones, me tropecé con la vela,
me enreé con la cortina, me saqué la contumelia,
logré salirme p'ajuera y me agarraron los perros,
pensar que éramos amigos y ahí me desconocieron.

Perros reconch... bueno... en la facha que venía
con media camisa ajuera y ni sombrero traía.
Mi suegro, por la ventana, me apuntó con la escopeta,
¡párate! me dijo, ¡púm! ¡¡socorro!! gritó una vieja,
Salté por arriba'el cerco, que daba p'al otro lao,
y aterrizé en el chiquero, sácate un guatón quemao.
Despertaron las gallinas, venía gente corriendo
¡'tan robando! ¡'tan robando! gritaban alaraquientos,

Yo no sé cómo, a mi casa, llegué vivo aquella noche,
medio cojo de un zapato y embarrao hasta el cogote,
perdí un par de calcetines, extravié los calzoncillos,
traje un par de perdigones y un mordisco en un tobillo.
Un ojo recontra en tinta, y p'a colmo de mis males
una hediondez a chiquero que toavía no me sale.

Güen dar con la nochecita, al mes vinieron a buscarme,
por si llegaba "visita" tenía, yo, que casarme,
así es que agarré la manta, saqué un pingo del establo,
y salí auriendo cachete como alma que lleva el diablo.

¡Atájenlo! gritó alguno, pero yo tenía alas,
más asustao que un quique me perdí p'a la montaña.
Puchas que soy re salao, como si estuviera viendo
mi destino condenao a pasármelo corriendo.

Hoy ando a la siga de una, así es que estoy preparao,
ajuera de la ventana tengo el caballo ensillao.
Y aquí se termina el cuento, la verdad nunca me callo,
de modo que ¡buenas noches! por si me falla el caballo